martes, 22 de febrero de 2011

Obsolescencia programada

Mis amigos consideran que soy algo extraña porque entablo conversaciones con mis compañeros de viaje. Puede que piensen que soy la típica marujona (un olé por las personas mayores desinhibidas) que intenta mantener una charla fugaz mientras esperan su turno en la cola de la carnicería. Pero a mí me da igual, no cuesta nada ser amable y esbozar una sonrisa.

Chema Madoz fuente: trazos de tinta
La pasada primavera, mientras volvía de un concierto en Jaén, al “chacachá del tren” se le unían unos acompasados ruiditos de una cámara de fotos.

En el asiento de atrás estaba sentado un fotógrafo con el que, cómo no, entablé conversación. Tras las comparaciones, yo la tengo más grande, la cámara claro está, y nuestros discernimientos pseudofilosóficos”, me comentó algo que intuía, pero que necesitaba contrastar: las cámaras de fotos tienen una vida programada.

Soy la primera que vivo poseída por un espíritu japonés que hace que mi dedo índice dispare una y otra vez, pero... ¿Debería limitarme? Si las cámaras cuentan con un número X de disparos, más vale que esté quietecita. ¿O no?

Sé que no he descubierto América, vamos no he descubierto ni la isla de la controversia: Perejil, pero me alegra saber que el que se estropeen varios aparatos en casa, a la vez, no obedece a la mala suerte “Pantojil” (toma pareado).

El documental

Chema Madoz Fuente: diariosur
Meses más tarde me encuentro en mi sofá viendo el documental “Comprar, tirar, comprar”. Puede que estéis cansados/as de documentales con cierto aire a Zeitgeist, pero a mí no me dejan de parecer interesantes.

En él podéis escuchar afirmaciones asociadas a la rutina consumista como “será una víctima más de la obsolescencia programada” o ver una publicación, de principios de siglo, en la que subrayan que “un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios”.

No, no intento arreglar el mundo... Sólo pretendo haceros ver que tal vez no somos tan manazas y que la mayoría de las cosas tienen fecha de caducidad... Lo ideal es que estuviera impresa para no llevarnos disgustos...


1 comentario:

  1. Hola guapa! me ha gustado mucho tu entrada, sí la verdad que todo tiene fecha de caducidad aunque no la ponga jaja pero todo se acaba estropeando :S y lo peor es que cada vez duran menos las cosas así que sí que iría muy bien que todo llevase su fecha de caducidad o al menos te garantizasen que te durará "X" años... porque esto de gastarse un dineral en una lavadora y que a los 3 años se te rompa es muy jodido... al igual que esto muchas otras cosas :S parece que tiramos el dinero..

    besitos♥

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